Sueños Húmedos aspira a hacer fluir las fuerzas de ese deseo y abrir las puertas de la represa que impide el cambio profundo. Lo hace junto a cuerpos anhelantes que, a pesar de las ideologías, economías, industrias, que les quitan la posibilidad de futuro, continúan disoñando e impugnan la negación e instrumentalización del mundo. Frente a la tendencia de domesticar el planeta y subyugarlo a la doctrina del lucro económico, al disoñar rompen los patrones habituales y practican otras formas de existencia y relacionalidad con el planeta y sus seres.
Disoñar como antídoto a la defuturización: Sueños Húmedos propone una metodología de diseño en sintonía con los retos ecológicos y sociales contemporáneos: el disoñar, un neologismo que fusiona “diseño” y “sueño.” Soñar, imaginar, son actividades necesarias para contrarrestar los diversos efectos defuturizadores (como los acuñó el teórico del diseño Tony Fry) de la modernidad patriarcal capitalista. Estos procesos de defuturización, personificados en los modos de vivir, trabajar, producir y consumir, han creado un mundo que elimina los futuros posibles para los humanos y los no humanos. Que coartan nuestra capacidad de imaginar y practicar formas de vida alternativas. Sabemos que son necesarios nuevos paradigmas para afrontar los retos ecológicos y sociales. Pero también sabemos que una gran parte de las ideas que contemplamos o ponemos en marcha cada día son resultado de mera inercia.
Frente a la inercia, el disoñar pone el foco en la acción de las personas que asumen la responsabilidad de diseñar sus sueños y ejecutarlos. Disoñar es poblar el diseño de sueños. El término fue acuñado por el activista cultural y diseñador D. León Octavio Osorno y es utilizado por grupos de activistas campesinos e intelectuales latinoamericanos que apoyan las luchas para la defensa de la tierra, el agua, el aire. Desde 1996, cuando se realizó la primera gran reunión de “Disoñadores del Futuro. Un Encuentro en el Sur” convocada por la Asociación para el Desarrollo Campesino en La Cocha (Colombia), se han sucedido encuentros periódicos donde confabular y dar forma a nuevos mundos, creando vínculos entre conocimientos locales e indígenas.
Sueños Húmedos propone el disueño como un medio al servicio de las aspiraciones más profundas de la comunidad. La bienal mantiene un posicionamiento crítico respecto a los procesos de producción, consumo, y los sistemas de intercambio que tradicionalmente han caracterizado al diseño, y hace hincapié en la responsabilidad de los diseñadores en cuestionar cómo vivimos y los valores por los que nos regimos.
La bienal del agua
MAYRIT es, desde sus inicios, la bienal del agua. Esta edición continúa esta trayectoria y se hace eco del que fue el sexto encuentro de disoñadores “Agua: Territorio de vida, Estados del alma” realizado en Villa de Leyva (Colombia) en 2014. Alrededor de este tema líquido, los disoñadores articularon visiones políticas, éticas y socioeconómicas, con vivencias de la vida cotidiana, ritos, arte, juego, memoria, sueños. El agua se disoñó como flujo vital y sujeto con voz y voto en la construcción de nuevas relaciones entre los seres humanos y los territorios
El agua, su escasez o exceso, es un tema recurrente en los sueños y disueños; refleja ansiedades y deseos. Ambos son necesarios para instigar el cambio. Sueños Húmedos trae disueños de agua animados por el deseo, desde una lente decolonial cuir, dando así espacio a la fantasía, a los afectos. Así la bienal reconoce la interdependencia fluida entre los cuerpos y el planeta. Hablaremos con aguas potables, curativas, fecales, tóxicas, residuales o pluviales, de fluidos corporales. Invitaremos a lluvias, ríos, pantanos, embalses y pozos. A los lodos. Llamaremos a alcantarillados, válvulas que regulan los flujos, mangueras y las tuberías se esconden dentro de paredes, los sótanos y los techos. Invocaremos al mundo de las tuberías, a esos tubos a los que les pide que traigan fluidos o que los quiten, pero que, hagan lo que hagan, mantengan lo extraño oculto. También a los orificios a través de los cuales se permite que los líquidos entren y salgan de nuestros mundos. Y a goteras, fugas y desbordamientos ocasionales de lo reprimido.
Wet Dreams aspires to make the forces of that desire flow and to open the floodgates which impede profound change. This happens alongside eager bodies that, despite ideologies, economies, and industries that strip future possibility, continue dream designing and refute the negation and instrumentalization of the world. In the face of the tendency to domesticate the planet and subjugate it to the doctrine of economic profit, dream design breaks the usual patterns and practices other forms of existence and relationality with the planet and its beings.
Dream Design as an Antidote to Defuturization:
Wet Dreams proposes a design methodology in harmony with contemporary ecological and social challenges: dream design, a neologism which fuses the Spanish words for design (diseñar) and dream (soñar). Dreaming, imagining are necessary activities to counteract the varied defuturing effects (as coined by the theorist of design Tony Fry) of patriarchal capitalist modernity. These defuturing processes, personified in the modes of life, work, production, and consumption, have created a world which eliminates possible futures for humans and nonhumans. This inhibits our capacity to imagine and practice alternative ways of life. We know that new paradigms are necessary to confront ecological and social challenges. But we also know that a significant portion of the ideas that we contemplate and put in motion every day are the result of mere inertia.
In the face of inertia, dream design places the focus on the action of the people who assume the responsibility of designing their dreams and executing them. To dream design is to populate design with dreams. The term was coined by the cultural activist and designer León Octavio Osorno and is used by groups of Latin American peasant activists and intellectuals who support the struggle for the defense of the land, the water, the air. Since 1996, when the first large
gathering of “Dream Designers of the Future: A Gathering in the South” (“Disoñadores del Futuro. Un encuentro en el Sur”) was organized by the Association for Peasant Development in La Concha (Colombia), there have been periodic gatherings where better worlds are schemed and take shape, creating ties between local and indigenous knowledge.
Wet Dreams proposes dream design as a means in the service of the most profound aspirations of the community. The biennial maintains a critical position with regards to processes of production and consumption, and the systems of exchange that traditionally have characterized design, while stressing the responsibility of designers to question how we live and the values by which we live.
The Water Biennial:
MAYRIT originated as the water biennial. The 2024 edition continues this legacy while echoing the sixth gathering of dream designers, “Water: Territory of Life, States of the Soul” (“Agua: Territorio de vida, Estados del alma”), held in Villa de Leyva (Colombia) in 2014. Around this liquid theme, dream designers articulated political, ethical, and socioeconomic visions, through quotidian life lessons, rites, art, play, memory, dreams. Water was a dream designed as a vital flow and a subject with voice and vote in the construction of new relations between human beings and land.
Water—its scarcity or excess—is a recurring theme in dreams and dream designs; it reflects anxieties and desires. Both are necessary to instigate change. Wet Dreams brings dream designs of water animated by desire, from a decolonial queer lens, thus making space for fantasy, for affection. Hence, the biennial recognizes the fluid interdependence between bodies and the planet. We will speak with water that is potable, healing, fecal, toxic, residual, rainfall, with bodily fluids. We will invite rains, rivers, swamps, reservoirs, and wells. Muds. We will call sewage systems, valves regulating flows, hoses, and pipes hiding within walls, basements, and ceilings. We will invoke the world of piping, those tubes asked to bring fluids or to remove them, but which, whatever they do, keep the strange hidden. The orifices through which liquids are permitted to enter or leave our worlds, too. And leaks, drains, and occasional overflows of what is repressed.